Una orgía de sangre, balas, sablazos y diamantes: los 20 minutos de la masacre del zar Nicolás II y la familia imperial rusa
La decisión de asesinar a la familia imperial se tomó el 2 de julio, después de que Lenin autorizara a la Checa a que ejecutara a los Romanov, las grandes duquesas incluidas, ya que había en la zona antirrevolucionarios.

Los guardias dispararon a su antojo, vaciaron el cargador de sus pistolas, las balas no dieron todas en los blancos y rebotaron en paredes y en el suelo; también se desviaron en las joyas y piedras preciosas que los hijos del zar y la zarina llevaban cosidas a sus ropas.
Piotr Ermakov, un comisario militar, mató a la zarina Alejandra que había empezado a persignarse, con un balazo en la cabeza, luego le disparó a María Romanov que intentó correr hacia la puerta en medio del caos, del humo y del olor acre de la pólvora, cuando cesaron los disparos 6 de las víctimas seguían vivas: el zarevich Alexis, 3 de las hijas del zar, Demidova y el doctor Borkin

Yurovski remató al zarévich de dos disparos en la cabeza. Demidova se defendió y defendió también la caja con las joyas, pero fue matada por las bayonetas de los guardias.
También atacaron a bayonetazos a las restantes hijas del zar: “Las bayonetas no entraban en los corsés”, dijo luego Yurovski en referencia a las piedras preciosas que habían resistido los balazos y hasta el filo de los sables.

La matanza duró 20 minutos…
La Checa de Ekaterimburgo cargó los cadáveres en un camión y los condujo hasta el bosque cercano y al borde de la mina de oro abandonada.
Entre las 6 y las 7 de la mañana Yurovski ordenó que el destacamento desnudara y quemara los cadáveres; Robaron unos 8kilos de diamantes.
Los indicios del sitio donde habían sido arrojados los cadáveres quedaron a flor de tierra, un diamante de 10 quilates, regalo de Nicolás a Alejandra y que los asesinos dejaron caer por accidente sobre el pasto, al igual que la Cruz de Ulm del zar.

Al día siguiente la Checa, con bidones de querosén y ácido sulfúrico, hizo exhumar los cadáveres, cargarlos en un camión y viajar a Moscú.
El camión se atascó en el barro y los cuerpos fueron a parar al suelo
Tiraron sobre los cadáveres el ácido y cubrieron todo con tierra y ramas.
Yurovsky separó el cuerpo del zarévich y de una de sus hermanas para enterrarlos a unos 15 metros de distancia, con la idea de desviar la atención de la otra fosa común, con el resto de los cadáveres.

El cadáver de la mujer enterrada con el zarevich estaba desfigurado y Yurovski
creyó que era el de Anna Demidova, la dama de honor de la zarina, pero era el la gran duquesa María, una de las hijas del Zar.
Los dos cuerpos fueron carbonizados en una hoguera, sus huesos fueron luego destrozados con espadas y arrojados a un pozo más pequeño.

En 1938 Stalin prohibió toda discusión, información, recuerdo, evocación y mención del asesinato de los zares y su familia, incluido el informe Sokolov.
Stalin, que tenía 39 años y ya era un dirigente comunista destacado cuando la matanza de Ekaterimburgo…
Los restos fueron encontrados y desenterrados entre 1990 y 1991 por unos funcionarios soviéticos desmañados, apresurados y chambones, que destruyeron el sitio y valiosas pruebas…

Nicolás, Alejandra y tres de sus hijas fueron enterrados en la Capilla de Santa Catalina, en la Catedral de San Pedro y San Pablo, en San Petersburgo, acompañados por una multitud.
Fue a las trece treinta del 17 de julio de 1998, al cumplirse ochenta años de sus muertes. El ataúd del zar, adornada con águilas bicéfalas y coronado por una cruz y una espada

“Todos somos culpables, incluido yo mismo”, dijo el presidente de la Federación Rusa, Boris Yeltsin, aquel que se había encargado de demoler la “Casa del Propósito Final”.
Junto al de Nicolás, se colocaron los ataúdes de las grandes duquesas Olga, Tatiana y Anastasia.
Dejaron espacio para otros dos féretros, el de Alexis y el de María, que fueron sepultados en octubre de 2015.
Los Romanov, la Familia Imperial, estaban juntos otra vez…
