Las reglas eran simples: ganar o morir.
Sobrevivió contra todo pronóstico y luego se enfrentó a Rocky Marciano en su pelea final.
Aquí está la historia no contada que lo atormentó por el resto de su vida:

Empecemos con la traición.
En 1941, Harry Haft, de 16 años, fue arrestado por ser judío y enviado a Auschwitz.
Allí llamó la atención de un oficial de las SS llamado Schneider, que vio potencial en su complexión.
Lo que ocurrió después lo perseguiría para siempre:
Schneider tenía una propuesta. Caja para entretenimiento de oficiales nazis.
Gana y consigue más comida. Pierde y serás ejecutado.
Para Harry, no había otra opción.
Su primer oponente fue un compañero de prisión de su ciudad natal.
Cada domingo, Harry entraba en un ring improvisado.
Sin rondas. Sin guantes. Sin reglas. Peleando hasta que alguien no pudiera continuar.
El perdedor fue ejecutado.
Harry aprendió rápidamente: mostrar misericordia significaba la muerte para ambos luchadores.
Los guardias nazis trataron a Harry como a su preciado animal.
Raciones de comida adicionales, mejores alojamientos, protección especial.
¿El precio? Tuvo que derrotar brutalmente a otros prisioneros que ya se estaban muriendo de hambre.
Luego vino su prueba más difícil:

Los nazis habían mantenido saludable a un campeón francés de peso pesado sólo para un combate con Harry.
Con 1,75 m de altura, Harry se enfrentó a un gigante de 1,90 m.
La pelea fue brutal.
Harry sangraba profusamente, pero atrapó a su oponente en una esquina, dejándolo inconsciente. Este boxeador no solo peleó, sobrevivió al horror más inimaginable.
En 1945, Harry sabía que su valor para los guardias estaba terminando.
Durante una marcha de la muerte, mató a un guardia nazi y escapó al Bosque de Bohemia.
76 victorias. Incontables vidas en su conciencia.
Pero su historia no había terminado

Harry huyó a Estados Unidos y se convirtió en profesional.
No por gloria ni por dinero: esperaba que la publicidad le ayudara a encontrar a su familia perdida y a su novia que había desaparecido en la guerra.
Después de ganar 12 peleas, llamó la atención de alguien:

Entra Rocky Marciano.
El 18 de julio de 1949, Harry se enfrentó al futuro campeón.
¿El secreto?
Los mafiosos habían amenazado a Harry en el vestuario, exigiéndole que se cayera.
La elección era familiar: sobrevivir o luchar.
Harry comenzó fuerte, conectando golpes al cuerpo en el primer asalto.
En el segundo asalto se enfrentaron cara a cara.
Pero Marciano lo noqueó en el tercero.
Después de esta derrota, Harry se retiró: 13 victorias, 8 derrotas.
La verdadera batalla apenas comenzaba:
Las pesadillas nunca lo desaparecieron. El trastorno de estrés postraumático lo consumía.
Se convirtió en vendedor de frutas en Brooklyn, se casó y tuvo hijos.
Pero el pasado lo perseguía. La ira y la depresión permanecieron.
Sólo en sus últimos años rompió su silencio:
